Soy de Valladolid


Soy de Valladolid. 

He visto mil ascensos y otros mil descensos del Pucela, incluso le vi jugando la UEFA y caer eliminado con el Spartak de Moscú, mi padre trabajó en la FASA, cuando llegaba el verano, mis padres me llevaban al pinar, he dado de comer mil veces a los patos del Campo Grande, he visto jugar a Sabonis en el Fórum, soy leísta, he estado en las fiestas de industriales, químicas, teleco…y he empapado el calimocho en el Caribe. Soy tan vallisoletano que mis padres no son de aquí, vinieron del pueblo a la capital a buscarse la vida allá en los setenta, he cerrado Asklepios más veces que el propio Paulino, en mi ciudad actuó el mismísimo Michael Jackson, aunque siempre seguirán las dudas sobre si era el de verdad o no, he salido del Merino´s haciendo eses para ir al Testarrosa y salir de allí haciendo aún más eses,… y pocas cosas hay tan pucelanas que tener que irme de Valladolid a buscarme la vida en otra ciudad en la que me dieran una oportunidad.

Después de unos años, conocí a mi pareja, vallisoletana de pura cepa, y con su poder de atracción, me devolvió a la ciudad en la que nací y me crie, una mudanza dura por el cariño que cogí a mi ciudad de adopción, aunque con la sensación de volver a casa.

Pero lo que me encontré en mi vuelta a Valladolid no me gustó: eternos pitidos de coches, personas gritando sin sentido, peleas, cacofonías musicales sonando a todo trapo en cualquier lugar, momento y ocasión, total ausencia de interés o empatía por quienes nos rodean, he aprendido a jugarme la vida como un boina verde en todos y cada uno de los pasos de cebra, no dejo de ver personas nerviosas y ansiosas por discutir por cualquier tontería… todo ello aderezado por un caciquismo impropio del siglo XXI. Esta no es mi ciudad.

O al menos no es la que dejé.

Los vallisoletanos nunca hemos sido la alegría de la huerta, los grados bajo cero de nuestros inviernos y las nieblas del Pisuerga no nos han regalado un carácter caribeño, pero siempre hemos sido gente integradora y hemos demostrado interés por nuestros vecinos y personas cercanas.

Todos recordamos a nuestras madres ir a la panadería, la pescadería o la frutería del barrio y charlar con personas a las que solamente conocían de vista, nuestros padres iban solos al bar y allí siempre se encontraban con alguien para tomar unos vinos, incluso nosotros, los que rondamos los cuarenta, conocíamos en la carrera a compañeros de Soria, Palencia…incluso a algún Erasmus despistado, a los que enseguida nos los llevábamos de fiesta con nuestros amigos y convertíamos en uno más de los nuestros, salir de fiesta era simplemente eso, salir a divertirse, y no solo con tus amigos, sino también con desconocidos de una noche, y si te ocurría algo, no faltaba gente que se acercara para echarte una mano.

Todo esto, unido a un extraño y perenne estado de pesimismo, me llevó a reflexionar sobre la historia de Valladolid, que, si bien ha pasado por momentos de una enorme decadencia, han sido más los tiempos de éxito, progreso y avance, que siempre han tenido un denominador común: la unión de los vallisoletanos para conseguir una ciudad mejor.

Por todo esto he abierto este blog, para que los pucelanos conozcan su ciudad y descubran sus personajes, su historia, sus anécdotas… y así se den cuenta de que si esta ciudad ha sido grande en el pasado, no hay ni un solo motivo para que no lo sea en el futuro, tan solo nos hace falta creer en Valladolid y volver a recuperar la ilusión.

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