El Edificio Duque de Lerma
Durante la tenebrosa época urbanística de los sesenta y los setenta del siglo pasado, en la que gran parte de nuestra historia arquitectónica desapareció por la necesidad de dar cobijo a las innumerables personas que llegaban a orillas del Pisuerga buscando un futuro mejor, surgió una nueva forma de construir, buscando la verticalidad como forma de abaratar los costes de la vivienda, y naciendo una concepción muy diferente de ciudad.
Dentro de esta corriente se enmarca el polémico y problemático edificio del que os voy a hablar, un desafío a las alturas de Valladolid: El Edificio Duque de Lerma.
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Imagen del montaje del primer pilar del Edificio Duque de Lerma |
El origen de este primer y único rascacielos de nuestra ciudad hay que buscarlo en 1970, cuando la encargada de ejecutar las obras, la constructora GRUTRAMASA, colocó el primer pilar de este edificio como punto de inicio del ambicioso proyecto que tenía entre manos.
El proyecto inicial pretendía reurbanizar la orilla este del Pisuerga justo al lado del Puente Mayor, construyendo tres rascacielos de 32 plantas que alcanzarían los 100 metros de altura cada uno, colocados de forma sucesiva y paralela al río, al que se le dio el poético nombre de “Los vigías de Castilla”, un conjunto del que el Edificio Duque de Lerma no solo formaría parte, sino que sería la estrella del proyecto, al estar destinado a ser un hotel de referencia en la ciudad.
Se trataba de una iniciativa muy ambiciosa, pero casi sin empezar, estuvo a punto de acabar.
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El Edificio Duque de Lerma poco después de iniciarse su construcción |
Desde el principio surgieron problemas de toda índole, problemas económicos de la constructora, problemas con las licencias…multitud de dificultades que provocaron mil y un parones hasta que llegó el definitivo, abandonándose la idea inicial de construir los tres rascacielos, y dejándose sin terminar el Duque de Lerma, el único cuya construcción no solo se había iniciado, sino que su edificación iba muy avanzada, dejando un armatoste inerte que se veía desde prácticamente todo Valladolid, y destrozando las panorámicas de una de las zonas más emblemáticas de la ciudad, la de Las Moreras.
A partir de aquí, comienzan las mil y una vicisitudes por las que atraviesa este edificio, incluida la primera amenaza de derribo.
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El Edificio Duque de Lerma una vez paralizadas las obras |
Tratando de dar alguna solución al problema generado por la desaparición de la constructora, en 1974 la Seguridad Social adquirió el Edificio Duque de Lerma con el fin de instalar en él una residencia de ancianos. Sin embargo, la propia estructura del edificio, el estado del mismo, y la poca intención de la administración propietaria de invertir dinero para adaptar este edificio a su nuevo fin, provocaron que la situación de abandono se mantuviera en el tiempo…y sin ninguna perspectiva de mejorar en el futuro.
Así llegamos hasta 1983, cuando poco después de la proclamación del Estatuto de Autonomía de Castilla y León, el gobernador civil, en un enorme “acto de generosidad”, ofreció a las nuevas autoridades autonómicas este edificio para que fuera utilizado como sede de las nuevas instituciones.
No coló, y la sede de las Cortes de Castilla y León se instaló en el castillo de Fuensaldaña.
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Vista aérea del barrio de Huerta del Rey en los 70, donde destaca aún más el Edificio Duque de Lerma |
Una vez más, el Edificio Duque de Lerma se queda sin utilidad y la administración trata de quitarse este muerto de encima sacándolo a subasta pública en 1985, resultando adjudicataria la empresa inmobiliaria Orecón por unos 330 millones de pesetas de nada, pero esta adjudicación fue recurrida, llevando a este edificio a la segunda amenaza de derribo en 1986, que finalmente no se llevó a cabo por la oposición del Ministerio de Trabajo, que, muy a pesar, seguía siendo el propietario del edificio.
Al quedar suspendido el procedimiento de adjudicación como consecuencia del recurso interpuesto, el abandono sigue, y además de ser utilizado como vivienda por personas sin techo, y como escondite por gran cantidad de drogodependientes, también se le dio un uso, digamos original, y que se convirtió en una de las imágenes más recordadas e icónicas del Valladolid de los 80.
Dada la especial situación del Edificio Duque de Lerma, que ofrecía una extraordinaria visibilidad, durante gran parte de los 80 y los 90 su fachada fue el lugar idóneo para efectuar gran cantidad de reivindicaciones políticas y sociales, como fue la campaña para lograr la cesión del 0,7 % del presupuesto a ONG´s (0,7% YA), la campaña antiaborto (VIDA SÍ, ABORTO NO), la campaña contra el Servicio Militar Obligatorio (MILI NO) o las más icónicas de todas, las campañas en contra de la pertenencia de España a la OTAN (OTAN NO, BASES FUERA). Este tipo de campañas reivindicativas tuvo fin en 1993 con la última gran acción en este edificio, cuando se pintó la fachada con el slogan “Salvar Valdeón”·
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Fachada del Edificio Duque de Lerma con la pintada OTAN NO |
Volviendo a los temas legales, finalmente el recurso contra la adjudicación a la inmobiliaria Orecón se desestimó, y esta empresa pasó a ser la adjudicataria definitiva y propietaria legal del Edificio Duque de Lerma, pero salvo las labores necesarias para el mantenimiento de este rascacielos, las obras para finalizar la construcción no se reanudaron hasta unos años después.
El motivo no era otro que la falta de viabilidad económica del uso que se había autorizado, el de ser un edificio de oficinas o administrativo. Habían pasado muchos años y los “delirios de grandeza” setenteros habían quedado atrás, pero la ciudad tenía una nueva y acuciante necesidad, la falta de vivienda, que podía satisfacerse aprovechando lo ya existente, pero había un último escollo, que era la autorización para el cambio de uso del edificio y las correspondientes obras de adecuación.
De esta forma, mientras que algunas asociaciones vecinales continuaban reivindicando el derribo de este edificio, el Ayuntamiento de Valladolid dio un paso hacia adelante para dar una salida al Duque de Lerma, autorizando el cambio a uso residencial y dando vía libre a la constructora para, por fin, concluir la construcción de este gigante vallisoletano.
El momento culminante de todo este largo y tortuoso recorrido llega el 13 de diciembre de 1999, fecha en la que tuvo lugar su inauguración oficial, un evento en el que el por aquel entonces alcalde, Sr. León de la Riva, descubrió una curiosa placa en la que la fecha de tan señalado día aparecía inscrita como 12+1 de diciembre de 1999, tratando de cumplir la función de amuleto para ahuyentar la mala suerte, algo muy necesario teniendo en cuenta su historia.
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Placa conmemorativa de la inauguración del Edificio Duque de Lerma |
Así llegó el Edificio Duque de Lerma a tener su aspecto actual.
Sus 23 plantas y 87 metros de altura lo convirtieron en el edificio más alto de Valladolid, por delante de la Torre de la Catedral y del Edificio de las Mercedes, y el edificio residencial más alto de Castilla y León hasta que en 2009 se inauguró la Torre de la Rosaleda de Ponferrada.
Para soportar sus 700.000 kilos de acero revestidos de granito y vidrio, los arquitectos a los que se encargó el proyecto de concluir este edificio, utilizó una estructura arriostrada con piezas oblicuas para evitar que el armazón sufriera algún tipo de deformación.
Se buscó dar al Edificio Duque de Lerma un aspecto señorial, por eso se utilizaron en su interior materiales nobles y se diseñó un hall que impresionara a quien entrara en él, para lo que se reservó un gran espacio para dotarlo de amplitud, y se utilizó para el suelo un material lujoso, el mármol blanco, en cuyo centro se colocó una rosa de los vientos y un emblemático escudo en la pared: el del Duque de Lerma.
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Vestíbulo del Edificio Duque de Lerma |
De sus 23 plantas, 21 son habitables, ofreciendo un total de 120 viviendas en las que viven más de 250 personas. La distribución actual consta de 20 plantas de viviendas efectivamente habitadas, en las que la planta primera se dedica a albergar una mutua, la 22ª son los tendederos y la 23ª, que iba a estar destinada a instalar un restaurante mirador, permanece cerrada por una de esas prácticas generalizadas dentro de la construcción, que es que la constructora haga lo que la da la real gana, y que en este caso se concretó en la edificación de una altura más de lo permitido, algo que el PGOU prohibía y que aún hoy permanece cerrada, comunicándose todos los pisos gracias a cinco ascensores, dos de ellos externos, y que ofrecen unas inigualables vistas panorámicas de Valladolid.
En cuanto a las viviendas, cada planta cuenta con dos viviendas de tres habitaciones, tres de dos habitaciones y una de una habitación, con derecho, en un principio, a una plaza de garaje en los tres subterráneos del edificio.
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Vista nocturna desde la azotea del Edificio Duque de Lerma |
Está muy complicado conseguir vivir en una de estas viviendas, ya que la práctica totalidad de ellas se encuentra ocupada efectivamente por sus propietarios, pero estad atentos, porque hace no mucho se organizaron visitas
Desde luego, las vistas desde las alturas del edificio más alto de Valladolid, son únicas.
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