La Iglesia del Salvador

 

Situada en pleno centro de Valladolid, y muy cerca de otros lugares emblemáticos como la Catedral o el Pasaje Gutiérrez, nos encontramos con una de las iglesias con más tradición de nuestra ciudad, la Iglesia del Salvador.

Los orígenes de la Iglesia del Salvador tenemos que buscarlos en el siglo XII, pero con otro nombre, el de la Ermita de Santa Elena, un templo que parece ser que desde muy pronto adquirió gran renombre, ya que en ese mismo siglo se la otorgó el rango de parroquia.

Sin embargo, ya a partir del siglo XIII, y de la misma manera que si hubiera acudido al Registro Civil para cambiar de sexo y de nombre, ya empiezan a aparecer documentos oficiales en los que se refieren a este lugar como la iglesia del “Santo Salvatore de Valleoleti” (fijaos en el Valleoleti, denominación de Valladolid a medio camino entre el castellano y el latín), pero de lo que podemos estar seguros es de que con su nombre masculino o femenino, este lugar de culto ya tenía un gran estatus a orillas del Pisuerga, más aún teniendo en cuenta que San Pedro Regalado, el patrón de Valladolid, fue bautizado en 1390 en la pila bautismal que se encuentra en esta iglesia, de ahí que en la Plaza del Salvador esté colocada una estatua de bronce dedicada al patrón de nuestra ciudad.

Estatua de San Pedro Regalado ubicada en la Plaza del Salvador

Podemos pensar que con tanto cambio de nombre, género y aspecto, no quede nada de este primitivo templo, pero al igual que ocurre con un mal catarro, no ha desaparecido por completo.

Don Gonzalo González de Illescas, miembro del Consejo de los Reyes Católicos, y por lo tanto, persona muy cercana a sus católicas majestades, ordenó construir en 1487 una capilla para, una vez muerto, pasar el resto de la eternidad en un lugar cómodo y céntrico, un lugar de enterramiento que se terminó en 1492, año en el que en España y en el mundo estaban pasando algunas cositas importantes.

El resultado fue la capilla de San Juan Bautista, en la que permanece enterrado su contratista, y desde la que se puede acceder a las criptas y al osario que parece que formaron parte del cementerio que debió tener la ermita de Santa Elena, y que, como dato de interés, son las tumbas más antiguas de todas las encontradas en la ciudad de Valladolid.

Capilla de San Juan Bautista de la Iglesia del Salvador

Esta capilla, al igual que las criptas y osarios que hay bajo ella, son hoy día una parte de la Iglesia del Salvador que, tras la reforma y rehabilitación de 2007, no solo se puede visitar, sino que es un auténtico delito para un vallisoletano no haberlo hecho nunca, no solo por lo original de la visita, sino porque en ella se encuentra un tríptico flamenco de 1502 de enorme valor artístico, uno de los más importantes de España.

Por algo esta capilla fue declarada Bien de Interés Cultural…

Cripta de la Iglesia del Salvador

Volviendo a la Parroquia del Santísimo Salvador, nombre oficial de este templo desde 1336, llegamos al siglo XVI, cuando debido al aumento de la población de Valladolid, este templo se quedó pequeño y, tras derribarlo casi en su totalidad, se construyó uno mayor y más adaptado a su tiempo, que es la iglesia que podemos ver hoy día.

El arquitecto diseñó esta iglesia en torno a una amplia y única nave, cuya construcción data aproximadamente de 1500, organizada en cinco tramos y que acababa en un ábside que se dedicó a la capilla mayor.

Sin embargo, la nave que vemos hoy en día no es la de la idea original.

La bóveda de la nave construida en 1500 tenía artesonados de madera que reposaban sobre arcos apuntados y moldurados de piedra, que por aquello del reciclaje (que en la época se llamaba ahorro en materiales), fueron reaprovechados en la profunda reforma de 1631, cuando la nave se cubrió de la forma que vemos hoy día, cambiando sustancialmente su aspecto original.

Interior de la Iglesia del Salvador
 

En cuanto a la capilla mayor, a principios del siglo XVII, Pedro de la Cuadra, junto a otros grandes artistas de la época, crearon un extraordinario retablo clasicista digno de uno de los templos más importantes de Valladolid, pero esta obra desapareció casi en su totalidad, y solamente se conserva la escena central que se puede ver en el actual retablo de 1750.

Este retablo, de estilo rococó, es obra de Fernando González de Lara, en el que además de la escena de la Transfiguración, herencia del anterior retablo, aparecen San Sebastián y Santa Bárbara y la Expulsión de Adán y Eva del Paraíso, y a su lado, se encuentran otros dos retablos de gran calidad, los que representan a San Francisco de Paula y a San Antón, ante quien cada 17 de enero podéis acudir para obtener su bendición. La de vuestras mascotas, quiero decir.

Retablo de la capilla mayor de la Iglesia del Salvador
 

En esta capilla, además, veréis unos escudos, tanto en el interior como en el exterior, que tal vez os sonarán de verlos en otros edificios. Son los escudos del almirante de Castilla, importantísimo cargo de la época, que además ostentaba el patronato de esta capilla mayor, de ahí que se pretendiera dejar el sello de “calidad” en este lugar y recordar a todos quien estaba al mando.

En cuanto al resto de capillas laterales, encargadas por diferentes cofradías y personas influyentes, nos encontramos con diferentes representaciones religiosas de los siglos XVIII y XIX, además de un órgano romántico de 1918 que fue construido en Valladolid, en la mítica Casa Quintín Rufiner, pero por no daros excesivamente la turra hablando de arte y patrimonio, solo os voy a hablar de tres de ellas por su importancia histórica y por la especial relación que tienen con San Pedro Regalado, patrón de nuestra ciudad.

La Iglesia del Salvador a principios del siglo XX

La primera de ellas es la Capilla de Nuestra Señora de la Guía, lugar donde reposan los restos del General Blake, héroe español de la Guerra de la Independencia, quien murió en Valladolid en 1827.

La segunda es la del Sagrado Corazón de Jesús, lugar donde se encuentra la pila bautismal en la que, según la tradición, fue bautizado San Pedro Regalado.

La última es la llamada Capilla de San Pedro Regalado, construida poco después de la beatificación del santo en el primer cuarto del siglo XVIII, y ampliada poco después de su apertura dada la gran cantidad de vallisoletanos que acudían a rezar al santo, en la que se encuentran esculturas de la escuela de Gregorio Fernández y Pedro Ávila, de las que una de ellas, “Las lágrimas de San Pedro”, es de gran calidad artística e importancia cultural, ya que se procesiona en la Semana Santa vallisoletana.

Pila donde según la tradición, fue bautizado San Pedro Regalado

 

En cuanto al exterior, la fachada fue encargada a un vallisoletano de adopción, el arquitecto Juan Sanz de Escalante, y fue construida entre 1541 y 1559.

Atención, que viene “salseo”.

Por lo que parece, el bueno de Sanz de Escalante, una vez finalizado su trabajo, pretendió cobrar la parte de sus honorarios que faltaba por abonar, pero cuando se los reclamó al “constructor”, surgieron los problemas, ya sabéis: lo siento, vuelva usted mañana… ahora no tengo liquidez…le juro que le he pagado, hablaré con el banco… yo cumplo lo que prometo, no me insulte usted…total, que cansado de escusas, acudió a los tribunales para reclamar lo que era suyo, con la esperanza de que fuera un pleito de corta duración…inocente de él. No fue hasta 1576, 20 años después de terminar su trabajo, cuando su hija, ya que el pobre Sanz de Escalante ya había fallecido, cobró los 300 ducados que se adeudaban a su padre.

Volviendo a lo material, la fachada está construida en tres cuerpos según lo que los historiadores del arte actuales llaman los cánones renacentistas.

Fachada de la Iglesia del Salvador
 

De estos tres cuerpos, el bajo cuenta con dos puertas adinteladas custodiadas por cinco columnas jónicas, el siguiente, con el mismo modelo y garantizando la armonía, cuenta con dos óculos y cinco columnas corintias, a cuyos lados se encuentra la representación de la Anunciación, y en el tercero y último, se puede observar una ventana con arco de medio punto, con dos pares de columnas corintias y una representación de la Transfiguración.

Por último, la fachada se remata con un bajorrelieve que representa a Dios Padre y una balaustrada con jarrones, siendo todas las esculturas obra de Manuel Álvarez, seguidor de Alonso Berruguete.

Ya para terminar, solo me queda hablaros de su torre, uno de los elementos más característicos del “skyline” de Valladolid.

Construida en 1693, después de que la anterior se viniera abajo un par de años antes, sufrió una profunda reforma en 1730, que fue la que le dio su característico aspecto actual.

La torre de la Iglesia del Salvador, donde se pueden ver sus dos tramos

Con un simple vistazo, se puede ver que tiene dos partes, una de piedra y de forma cuadrangular, que es la parte más antigua, probablemente de 1618, y otra de ladrillo rojo y forma ochavada con dos pisos de arcos, la más moderna, construida tras el derrumbe de la anterior torre, cuya parte más alta se adorna con un chapitel de pizarra con bola, veleta y cruz, y que alberga cinco campanas, de las cuales una es la superviviente del hundimiento de la torre antigua.


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