Iglesia de Santa María Magdalena
A pesar del irreparable terrorismo urbanístico que ha sufrido Valladolid, en especial en la segunda mitad del siglo XX, aún hoy tenemos la suerte de poder disfrutar de un enorme patrimonio histórico y artístico, derivado en gran parte de la enorme importancia que tuvo nuestra ciudad en el pasado, especialmente durante los siglos XIV, XV, cuando a falta de una capital oficial y fija, se podía considerar a Valladolid como la capital de los reinos de la corona hispánica, y en el siglo XVI, cuando con la capital establecida en Madrid, nuestra ciudad aún siguió siendo sede de importantes órganos de la corona y del Reino de Castilla.
Esto dio lugar a que grandes personajes de la época eligieran Valladolid como su lugar de residencia, lo que se reflejaba en la ostentación de los edificios en los que vivían, y no solo en estos, sino también en los que elegían como lugar de residencia “permanente” y por los siglos de los siglos, como es el caso de hoy, en el que una de las personalidades más importantes de la época, Don Pedro de la Gasca, aún permanece enterrado.
Es la Iglesia de Santa María Magdalena.
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Dibujo de la Iglesia de Santa María Magdalena hecho en el Siglo XIX |
Situada en la zona centro de Valladolid, frente a la Casa Museo Colón, y en el mismo entorno de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid y el Monasterio de las Huelgas Reales, nos encontramos con esta curiosa iglesia cuyos orígenes tenemos que buscarlos a mediados del Siglo XII.
Se tiene constancia documental de que en este siglo ya existía un templo que ocupaba el espacio en el que hoy día se encuentra esta iglesia aunque en forma de pequeña ermita, que se construyó sobre una de las puertas de la antigua muralla de Valladolid, y que estaba situada en las afueras de la ciudad, en el lugar que posteriormente se llamó Prado de la Magdalena, una zona que en esos siglos era de campo y huertas, un paraje que se mantendría así hasta el siglo XIX.
Esta pequeña capilla llegaría con su aspecto original hasta 1538, cuando unida a ella se construyó una capilla sepulcral que se ha respetado íntegramente hasta nuestros días, ordenada por uno de los más importantes personajes de la sociedad vallisoletana de la época, el doctor Corral, oídor de la Real Chancillería y miembro del Consejo Real, asegurándose de esta forma un sitio con buenas vistas para ser enterrado, y el protagonismo absoluto como única persona enterrada en el lugar.
Y así fue…hasta que apareció en escena Don Pedro de la Gasca.
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Retrato de Don Pedro de la Gasca |
Este abulense, nacido en 1493 en la localidad de Navarregadilla, se convirtió en una importante e influyente personalidad del panorama político del Imperio Español en la segunda mitad del siglo XVI. Su carrera política comienza a despuntar en 1521 en el ámbito de la Guerra de las Comunidades, un conflicto bélico del que entendemos bastante en Castilla y León, en la que intervino del lado de Carlos V, y como siempre que se abraza la causa del bando ganador, las recompensas no tardan en llegar, aunque sean a costa de los perdedores.
Esta productiva elección hizo que De la Gasca estrechara los lazos con la monarquía hispánica, recibiendo diferentes cargos de confianza, de esos que hoy se llaman asesores y cargos de libre elección, alcanzando el cénit de su poder el 16 de febrero de 1546, cuando Carlos V le nombra Gobernador interino del Virreinato de Perú y presidente de la Audiencia de Lima, importantísimos cargos en aquellos territorios más allá del Atlántico, donde permanecerá hasta su último y prestigioso nombramiento como Obispo de Palencia y de Sigüenza.
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Imagen de la Iglesia de Santa María Magdalena a principios del Siglo XX |
Una vez de vuelta a la península, y viendo la cercanía de sus últimos días, De la Gasca busca un lugar de reposo digno y que perdure a lo largo de los siglos.
Y para ello, no escatimó en gastos.
D Pedro de la Gasca eligió un templo con solera, como lo era esta iglesia, situada en una zona inmejorable de Valladolid, y en 1566 decidió reconstruir totalmente este lugar para dejar su huella en la historia y que su grandeza perdurara.
Sin embargo, no solo no pudo ver con sus propios ojos el lugar donde descansarían sus restos, sino que prácticamente no pudo ver ni el inicio de las obras, ya que en 1567 le sorprendió la muerte.
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Imagen de la Iglesia de Santa María Magdalena en los años 20 |
Su fallecimiento podría haber sido un obstáculo para la consecución de la obra, pero Don Pedro había dejado todo atado y bien atado para el caso de que se diera el hecho que motivaba la reconstrucción de esta iglesia, por lo que, no faltando dinero, se comenzaron las obras.
Y es que uno no llega a ser Presidente de la Audiencia de Lima por casualidad…
Con Gil de Hontañón al mando, quien contó para su ejecución con destacados artistas de la época, se dio inicio a la construcción empezando por la capilla mayor, que se edificó sobre la gran cripta en donde descansarían los restos de Don Pedro de la Gasca y sus familiares.
Es a partir de 1570 cuando le tocó el turno al cuerpo de la iglesia, llevada a cabo por el cantero Francisco del Río, quien se encontró con un gran problema que determinó la propia apariencia de este nuevo templo.
La idea de Gil de Hontañón era la de una iglesia con forma de cruz latina, con resistentes contrafuertes al exterior y gruesos muros, tratando de dar una apariencia de total proporcionalidad.
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Imagen de la Iglesia de Santa María Magdalena en los años 70 |
Pero resultó imposible.
En el solar sobre el que se iba a levantar la Iglesia de Santa María Magdalena se encontraba la capilla del Doctor Corral de la que os hablaba antes, haciendo obligatorio solicitar permiso a sus familiares para construir sobre ella, algo a lo que sus descendientes se negaron rotundamente a pesar de que se les ofreció reedificarla unida al edificio religioso que se iba a levantar, de ahí que se note una gran asimetría en la actual iglesia. De hecho, si os fijáis bien, desde el exterior se puede observar que la disposición de los arranques de las bóvedas, deberían de haber cubierto esa parte del crucero nunca construido.
Sobre los materiales utilizados, fueron el ladrillo, el tapial y la piedra, material que se usó para los elementos más sagrados o importantes, y aquellas partes que, por la complejidad de la construcción, la piedra resultó ser el material más adecuado.
Y ahora vamos con lo que más llamativo desde el primer momento: la fachada.
Como os decía, el deseo de Pedro de la Gasca era que su figura perdurara en el tiempo y llamar la atención sobre su importancia social en la época.
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Escudo de Don Pedro de la Gasca situado en la fachada de la Iglesia de Santa María Magdalena |
De ahí viene que en la propia fachada de esta Iglesia de María Magdalena se construyera un majestuoso y enorme escudo, el escudo esculpido más grande del mundo, que no era otro que el de quien pagaba las facturas, Don Pedro de la Gasca.
Bajo este llamativo escudo, y a una altura media, la fachada se decoró con una hornacina con la imagen de Santa María Magdalena, y ya en su parte inferior, se colocaron dos puertas de medio punto por las que tras subir tres escalones, se accede a la propia iglesia.
De esta fachada también destaca la torre de planta cuadrada que alberga las campanas de la iglesia, si bien no es la original, que se derrumbó en 1938 por el mal estado de conservación, es la reconstruida en la década de 1940, que, afortunadamente, fue una copia exacta de la que se vino abajo, con lo que se mantuvo la unidad de la construcción.
Atravesando estas puertas, y adentrándonos en sus entrañas, si miramos hacia arriba podremos ver las bóvedas que cubren esta iglesia, en cuyas claves nos encontramos con el escudo de armas de Don Pedro, otro recordatorio más de quién ordenó construir todo aquello, una tónica que se repite en todo el templo, destacando el escudo colocado en el lateral izquierdo de la iglesia, junto a los jardines anexos y al Monasterio de Santa María la Real de las Huelgas, y bajando un poquito más la vista, a la altura del arranque de estas bóvedas, podremos conocer la historia de la fundación y del patrono de la iglesia gracias al friso que se construyó por Francisco del Río, un importante cantero de la época.
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Cristo de las Batallas |
De lo que nos encontramos en el interior, hay que destacar grandes obras como el Cristo de las Batallas, de Francisco de Rincón, primo hermano del Cristo de los Carboneros que se encuentra en la Iglesia de las Angustias y en cuya compañía sale en procesión en la Semana Santa de Valladolid, o la capilla del Doctor Corral, la que os decía antes que no se permitió derribar, que cuenta con una reja de hierro del siglo XVI y un retablo plateresco tallado en las mismas fechas por Francisco de Giralte.
Pero lo que más llama la atención de su interior, y como no podía ser de otra forma, es el sepulcro de Pedro de la Gasca.
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Sepulcro de Pedro de la Gasca situado en el interior de la Iglesia de Santa María Magdalena |
Esta joya escultórica, construida por el famoso escultor romanista Esteban Jordán, utilizando materiales tan comunes y de andar por casa como el alabastro y el jaspe, y en el que reposan los restos del patrocinador de esta iglesia, se representa al obispo con todos los detalles y elementos propios de su cargo, por si a alguien se le olvidaba la importancia de De la Gasca, (capa pluvial, mitra, cetro, báculo, anillo, un libro en sus manos con el emblema de Castilla…), se encuentra en el centro de la nave de la iglesia, donde se colocó a mediados del siglo XX para agilizar el culto a Don Pedro, procedente de la capilla mayor del templo, precisamente la otra gran joya de esta iglesia.
En esta capilla mayor nos encontramos con un retablo, también construido por Esteban Jordán, dedicado a Santa María Magdalena, a quien se consagró esta iglesia, y se compone de banco, tres cuerpos y ático.
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Retablo de la Capilla Mayor de la Iglesia de Santa María Magdalena |
En cuanto a lo que aparece en este retablo, en el banco se narra a través de imágenes pasajes de la vida de la santa, en el primer cuerpo, Santa María Magdalena se representa en el momento de su traslación, y en el segundo y tercer cuerpo y en el ático, se pueden observar relieves con pasajes de la vida de Cristo.
Rematando el retablo mayor, se coloca un Calvario escoltado por los escudos de Don Pedro de la Gasca, no fuera que a alguien se le olvidara quien había puesto el dinero.
Este templo se ha mantenido sin cambios sustanciales hasta nuestros días salvo por rehabilitaciones y limpiezas propias del paso del tiempo, como la de 2016, dedicada a la fachada, o la de 2019, dedicada a la torre y a los laterales del templo.
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