El monumento a Colón
Instalada en una de las
zonas más céntricas y pintorescas de nuestra ciudad, el Monumento a Colón
merece este post no solo por ser la estatua más llamativa de la ciudad, sino
también por su curiosa historia.
Viajamos en el tiempo
para situarnos en la segunda mitad del siglo XIX. Durante esta época, los
movimientos nacionalistas corren como la pólvora por toda Europa, creando una
infinidad de conflictos que acabarán dibujando la Europa actual.
En España, este
pensamiento se manifiesta en los movimientos nacionalistas que aún hoy siguen
coleando, pero en otra escala, esta búsqueda de tejer vínculos con algún pasado
glorioso, también se traduce en una pequeña fiebre por embellecer las ciudades
con estatuas y recordatorios de los personajes más ilustres de cada población,
llegando incluso a rivalizar entre ellas.
Y nuestra ciudad no es
una excepción a esta fiebre.
Valladolid es una
próspera ciudad que vive tiempos dorados y que se encuentra en pleno desarrollo
urbanístico, que aprovechando la liberación de grandes terrenos, pretende
adornar de alguna forma las nuevas y grandes avenidas que se están creando.
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Aspecto actual del Monumento a Colón |
A este fin, se presentan multitud de propuestas y proyectos que, por desgracia, no llegan a buen término por la acuciante falta de dinero de nuestro consistorio. De hecho, las estatuas de este tipo que permanecen en la actualidad, datan en su mayoría ya del siglo XX.
En el caso concreto del
descubridor de América, ya en 1864 se planteó la instalación de un monumento en
su honor abriéndose una suscripción popular, pero los bolsillos de los
vallisoletanos de a pie no andaban muy boyantes y no se consiguió el dinero
suficiente, ni en este intento de recaudar fondos, ni en los siguientes.
Pero en medio de este
continuo ir y venir de proyectos frustrados, surge una oportunidad única de
conseguir un monumento al marinero genovés, ya hecho y a muy buen precio.
Barato, barato.
En Sevilla, el escultor
Antonio Susillo acaba de terminar su modelo de monumento homenaje a Cristóbal
Colón para su instalación en el Paseo Central de La Habana en conmemoración del
IV Centenario del descubrimiento de América.
Sin embargo, esta estatua
no llegará nunca a cruzar el charco.
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Monumento a Colón en 1910 |
El modelo se finalizó en
1891, pero estando todo listo para su viaje al Caribe, estalla la Guerra de la
Independencia cubana, haciendo imposible su envío y dejando a este monumento
con un destino incierto… y aquí es donde empieza la lucha por ella, en la que
Valladolid rivalizaba con Madrid y Sevilla para quedarse con esta ganga.
A priori teníamos todas
las de perder, aquello era como jugarse la Liga con el Real Madrid y el
Barcelona, pero el Ayuntamiento mandó a la capital a un auténtico “Dream Team”
de la diplomacia encabezado por Germán Gamazo y José Muro, con el fin
irrenunciable de traerse esta enorme estatua a orillas del Pisuerga.
Llegados a la capital de
España, nuestros enviados no tardan en negociar con unos y con otros,
convenciendo a propios y extraños, y por fin, en 1901, consiguen que el
Monumento a Cristóbal Colón fuera adjudicado a Valladolid, éxito obtenido al “haberse formulado una oferta económicamente
interesante y haberse puesto en relieve la importancia de Valladolid en el
descubrimiento de América, además de su relación especial con Cristóbal Colón”,
según la resolución de la comisión que decidió el asunto. No os olvidéis de que
el genovés falleció en nuestra ciudad y tuvo su primer enterramiento en el Convento
de San Francisco.
Sin embargo, tras este
subidón de alegría al ganar nuestra ciudad la partida a sus competidoras, surgieron
los problemas, tanto logísticos como, sobre todo, económicos.
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La parte superior del monumento a Colón antes de su colocación definitiva, en la desaparecida iglesia de San Norberto |
Por un lado, el monumento
estaba dividido en dos partes. Los sillares de basamento habían permanecido en
Pontevedra durante todo este tiempo, mientas que las figuras permanecían en
París, donde llegaron a ser exhibidas en la Exposición Universal de París de
1900.
Lo normal hubiera sido
transportarlo todo a Valladolid, pero no era tan fácil como parece.
En el caso de la piedra,
no se tenía muy claro donde y en qué estado se encontraba, a lo que se suma el
enorme gasto económico que suponía el transporte de las piezas, un desembolso
que en esos momentos el consistorio no podía permitirse, con lo que se
empezaron a barajar otros proyectos más baratos. El mismo problema surgía con
las placas de la estatua desde París, ya que, si bien su transporte era más
fácil que el de la piedra, los medios de comunicación no son como los de hoy
día, y el viaje desde un lugar tan alejado como París, resultaba un auténtico
desafío logístico.
Pero los problemas no acaban
ahí.
Antonio Susillo, el autor
de la escultura, se suicida en 1896 al más puro estilo de los autores
románticos, y surgen los conflictos con sus herederos, al exigir una
contraprestación económica exorbitada por la adquisición de los derechos del
autor.
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Fotografía de Antonio Susillo el mismo año de su muerte |
Afortunadamente, se
consiguió llegar a una solución amistosa y económicamente viable, y por fin se
logran traer a Valladolid todos los elementos necesarios para el montaje de la
estatua, aunque con un gran retraso en la finalización de la obra.
Llegados a este punto,
pensaréis ya está, todo arreglado y a montar la estatua.
Pues no.
Aunque el Ayuntamiento
estaba en posesión de todos los elementos de la estatua, no se conservaban ni
siquiera los esbozos del autor, con lo que se desconocía por completo cómo
tenían que ir montadas las diferentes planchas. En este caso, gracias a las
gestiones de Juan Agapito y Revilla, se logra acceder a copias de documentos
del autor, a través de los cuales se consigue averiguar cómo debían de
ensamblarse las planchas de bronce tal y como las había diseñado Antonio
Susillo.
De forma paralela a estas
vicisitudes, se desarrolla la discusión sobre el mejor lugar donde instalar
este monumento. Se barajaron como posibles ubicaciones la Plaza Mayor o la
Plaza Zorrilla, pero tras escuchar la opinión de los ciudadanos en las páginas
de El Norte de Castilla, se decidió asentarla en su emplazamiento actual.
Por fin llegamos al año
1903, año en el que se coloca la primera piedra del monumento en un acto celebrado
por todo lo alto, contando incluso con la presencia del rey Alfonso XIII, y dos
años después, el 15 de septiembre de 1905, se inaugura el conjunto monumental
que podemos ver hoy en día.
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Fotografía de la inauguración del Monumento a Colón en 1905 |
Entre otras cosas, el
monumento narra a través de sus relieves, momentos de gran importancia en la
vida de Cristóbal Colón en relación con el descubrimiento de América, como su
visita al monasterio de La Rábida en busca de apoyos, la partida de la flota
desde el puerto de Palos, el descubrimiento de América, o el recibimiento a
Colón por los Reyes Católicos.
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El monumento a Colón en 1962 |
Con el tiempo, se han llevado a cabo algunas intervenciones, de las que destacan la instalación de una verja en 1909, el desmantelamiento de esta verja y la creación a su alrededor de un pequeño jardín floral en 1935, la creación de la actual glorieta en 1969, o la restauración íntegra del monumento en 2006 con motivo del quinto centenario del fallecimiento de Cristóbal Colón, hasta llegar al estado actual del monumento al descubridor de América que podemos observar hoy en día.
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