Un OVNI en Valladolid

 

Dibujo del OVNI que sobrevoló Valladolid en 1965 sacado del propio archivo del Padre Machado

Bienvenidos una noche más a la nave del misterio… ¡Uy perdón! Me he metido tanto en el post de hoy, que se me ha ido la cabeza.

La historia de Valladolid que os voy a contar no es la más conocida de nuestra de ciudad y, por su contenido, podría ser más propia del programa del genial Íker Jiménez, pero, al fin y al cabo, no deja de ser historia de nuestra ciudad y, desde luego, es una de las más curiosas.

Corría el año 1965. Estamos en los tiempos más duros de la Guerra Fría, el mundo vivía con el corazón en un puño pendiente de la eterna amenaza de una guerra nuclear que estuvo a punto de llegar tan solo tres años antes con la Crisis de los misiles de Cuba, pero también estamos ante una de las épocas doradas de la ufología, dado el gran número de avistamientos, encuentros con extraterrestres y periodistas de todo el mundo que empezaban a tomarse en serio las investigaciones sobre este fenómeno.

Nuestro país no era ajeno a este movimiento. Auténticos pioneros, como Antonio Ribera, ya trabajaban en este ámbito, e históricos investigadores empiezan a tener sus primeros contactos con la ufología, como es el caso del mítico profesor Jiménez del Oso, que ya en los setenta se haría eternamente famoso por su programa “Más allá”.

Como veis, en España aún estábamos en pañales en cuanto a la investigación ufológica se refería, pero los avistamientos de OVNIS en nuestro país fueron muy frecuentes durante los años sesenta, y uno de los más importantes tuvo lugar en nuestra ciudad, Valladolid.

Aquel 16 de septiembre de 1965 iba a ser un día más dentro de las celebraciones de la Feria de San Mateo. Cada vallisoletano se encontraba haciendo su particular homenaje al santo, unos dando un tranquilo paseo por la Plaza Mayor, otros comiendo con amigos y familia, otros viendo una corrida de toros en el coso del Paseo de Zorrilla, incluso habría quien se encontrara superando a duras penas la resaca provocada por la fiesta nocturna.

Lo dicho, un día normal de fiestas.

Pero resultó no serlo.

A las 16:00 de la tarde, nuestros paisanos se toman un momento para mirar al cielo. Lo que ven no es normal. Allá arriba se encuentran con que un objeto desconocido, enorme y de forma triangular, está sobrevolando la ciudad justo en esos momentos. Los paseantes observan boquiabiertos, los taurinos se pierden los muletazos de su torero preferido para mirar lo que está sucediendo en el cielo, los comedores pierden bocado por el espectáculo celestial, y el resacoso…lo leerá todo al día siguiente.

Así, hasta aproximadamente 300.000 personas, sumando a nuestros vecinos palentinos y segovianos, verían exactamente el mismo artefacto suspendiéndose por el aire a una altura estimada de alrededor de 2.700 metros.

Fotografía del Padre Felices, uno de los grandes protagonistas de esta historia
 

Entre esas personas se contaba el padre dominico del colegio de Arcas Reales, Antonio Felices, gran experto en Astronomía, quien, alertado por algunos de sus compañeros que sabían de sus conocimientos en la materia, salió al patio y, sin perder un instante, colocó su gran telescopio para observar qué era aquello que estaba revolucionando la ciudad.

Con su visión experta y su gran telescopio, pudo dibujar a vuela pluma el objeto que observaba, y lo describió en una carta enviada a otro compañero religioso, el Padre Machado.

Carta enviada por el Padre Felices al Padre Machado, en la que le narra lo acontecido
 

El antiguo misionero describió el objeto que surcaba impertérrito los cielos de Valladolid, como un gigantesco cuerpo de metal de forma triangular y de color plateado, que poseía una cúpula y una especie de aletas en sus laterales, cuya superficie llegó a calcular en aproximadamente un kilómetro cuadrado. Además, también dejó por escrito el hecho de que de vez en cuando, salían de su interior puntos de luz que se alejaban en todas las direcciones.

Al tratarse de un testigo de primera mano, tener a su disposición un sofisticado aparato de observación, y sus específicos conocimiento en ufología, se convirtió en una de las piezas fundamentales de este suceso, razones por las que fue entrevistado en numerosas ocasiones y por las que su testimonio es utilizado aún hoy como la base desde la que nacen la mayoría de investigaciones sobre este incidente.

Otro de los personajes de la tarde fue el piloto Heliodoro Carrión. Sobrevolando Tordesillas con su avión, recibe el nervioso mensaje de los controladores aéreos de Villanubla, quienes le dan la noticia de lo que está aconteciendo en los cielos vallisoletanos.

Con las indicaciones de sus compañeros de tierra, se dirige hacia el extraño objeto volador, situándose a la misma altura y narrando posteriormente lo que vio: "Me situé debajo del aparato. Era blanquecino y parecía oscilar lentamente, como un péndulo, girando en ocasiones sobre sí mismo. Aquello tenía una envergadura tres veces superior a la de un avión."

Finalmente, más de cuatro horas después de su llegada a nuestra ciudad, a eso de las ocho de la tarde, el objeto se fue alejando poco a poco hasta que la luz que despedía se fue convirtiendo en un punto más del firmamento, dejando a todos los vallisoletanos testigos de semejante acontecimiento con la boca abierta, y con muchas preguntas en sus cabezas.

Al día siguiente, los periódicos nacionales se hicieron eco de la noticia, y los diarios regionales no fueron menos.

La noticia del avistamiento, según apareció en la portada de El Norte de Castilla
 

El Norte de Castilla llevó en su portada la noticia en la edición del 17 de septiembre de 1965, recogiendo las primeras especulaciones sobre lo que todos los vallisoletanos habían visto.

Para el decano de la prensa, lo que sobrevoló el cielo del Pisuerga fue un satélite artificial desconocido o un globo sonda de gran tamaño, recogiendo también la hipótesis del meteorólogo Vicente Oliver, que apuntaba a una nube madre perla pequeñísima.

Con el tiempo, se fueron elaborando otras teorías sobre lo ocurrido aquella tarde de septiembre.

El investigador Juan Carlos Victorio apunta a un globo sonda que el viento trajo a tierras vallisoletanas desde Francia, basándose en el hallazgo unos días después, de un objeto de este tipo con instrucciones en francés en la provincia de Almería, que había sido visto anteriormente en Sabiñánigo, Baza y Elche.

También se apuntaron las teorías de que podría tratarse de la estación espacial Protón IV, que Rusia acababa de poner en órbita, o el prototipo espacial Nortrhop, que poco después iba a ser utilizado por la Nasa.

Fotografía incluida en el libro "Enigmas" de Íker Jiménez
 

Y desde luego, también existe la opinión de aquellos que, como el investigador Mariano Fernández, pensaban que estábamos, ni más ni menos que delante de una nave espacial alienígena.

El caso es que, a día de hoy, y a pesar de los trabajos llevados a cabo por revistas dedicadas a los fenómenos ufológicos como Año Cero, o los realizadas por grandes investigadores como nuestro paisano de adopción Nacho Ares, o el mismo Íker Jiménez, no han llegado a ninguna conclusión sobre qué fue lo que vieron los vallisoletanos en aquella tarde de ferias de 1965.

Tal vez algún turista espacial quería ver cómo se celebraba San Mateo en Valladolid…

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