La fundación de Valladolid

 

Cuadro representativo del Conde Ansúrez

Como inicio de este blog, no podía haber un punto de partida más idóneo que el del propio nacimiento de la ciudad que será su protagonista, Valladolid.

Nos encontramos en el Siglo XI.

En esa época, Valladolid no era más que una pequeña aldea asentada en la orilla izquierda del río Pisuerga, entre las fortalezas de Simancas y Cabezón, a cuyo territorio pertenecía.

El asentamiento original de la ciudad lo encontramos apoyado en el brazo norte del Esgueva, en una zona elevada entre este río y el Pisuerga, que se viene a corresponder hoy en día con el entorno de la plaza de San Miguel, y que contaba como principales edificios con un alcazarejo y dos iglesias, la de San Julián y Santa Basilisa, y la de San Pelayo, encontrándose el núcleo poblacional enmarcado dentro de una pequeña cerca defensiva.

Sin embargo, aunque no parecía gran cosa en ese momento, ya había quien la veía como un territorio con muchas posibilidades de crecimiento.

Recordad que estamos hablando de una sociedad eminentemente agrícola que fiaba su supervivencia al buen resultado de sus cultivos, o lo que es lo mismo, unas buenas cosechas hacían crecer la población y enriquecerse a sus dueños, mientras que una mala cosecha traía consigo la pobreza, el hambre y la muerte. Pues bien, los terrenos en los que estaba situada la pequeña aldea de Valladolid, estaban enclavados en unos terrenos muy fértiles, al encontrarse a medio camino entre el río Pisuerga y los diversos ramales del río Esgueva, lo que generaba buenas cosechas, o al menos lo eran para los cánones de la época, lo cual ya era un buen motivo para poner los ojos en la aldea de nuestros antepasados.

Por si fuera poco, estamos en plena reconquista, cuando la guerra era el pan nuestro de cada día, ya fuera la guerra contra los musulmanes, o ya fuera entre los propios reinos cristianos, lo que creaba la necesidad de conseguir que los ejércitos se movieran con cierta rapidez, y sobre todo, la necesidad de dominar determinados territorios estratégicos. En este sentido, la aldea vallisoletana ostentaba una interesante situación geográfica como cruce de caminos entre las principales poblaciones del norte y del sur, es decir, Burgos-Santiago, por un lado y Toledo por el otro, y por ser un nexo de unión o desunión, según la época, entre los reinos de León y de Castilla, razones éstas que la otorgan una gran importancia estratégica, y causa principal de que el dominio de la zona se entregue a una persona de total confianza.

Esta era la situación en la que nos encontramos a la primitiva Valladolid cuando, allá por el año 1072, el rey Alfonso VI concede el señorío de Valladolid al descendiente de la familia Beni Gómez, el conde de Saldaña y Carrión, Don Pedro Ansúrez, encargándole la tarea de repoblar esa zona en las cercanías del Duero.

El conde, una vez designado como señor de estas tierras, convierte a Valladolid en el centro de sus posesiones, lo que trajo consigo la adaptación de la villa a esta “capitalidad”, y una pequeña edad de oro, al ordenar la construcción de un palacio para él y su esposa, Doña Eylo Alfonso, la edificación de la Colegiata de Santa María la Mayor, construyó la pequeña capilla privada que dará lugar posteriormente a la iglesia de La Antigua, se construyó una muralla que vino a sustituir a la primitiva cerca, y se encargó de la transformación del original alcazarejo en Alcázar Real, ordenando además, la edificación en el año 1080 del primer puente sobre el Pisuerga, el Puente Mayor, que facilitó sobre manera las comunicaciones con la ciudad de Valladolid.

Representación de Dª Eylo Alfonso, esposa del Conde Ansúrez

Por otro lado, la importancia otorgada por D Pedro Ansúrez a Valladolid, dio lugar a un importante aumento demográfico, al atraer una multitud de nuevos pobladores al “olorcillo” de mejores tierras y mejor futuro, sobre todo procedentes de Saldaña y Carrión, territorios que también pertenecían al conde, por lo que, con el fin de satisfacer la necesidad de dar cabida a estos nuevos vecinos, la original aldea comenzó su expansión principalmente en dos direcciones: hacia el este, zona en la que se cree que se encontraba el palacio del señor de la ciudad, con la creación de un nuevo barrio siguiendo el ramal norte del Esgueva, y también hacia el sur.

Además, el espíritu dinamizador del conde, tanto en el ámbito social como económico, originó la aparición de un pujante sector mercantil.

En consonancia con estos cambios demográficos y sociales, se estableció un sistema de gobierno comunitario, el concilium o concejo, configurado como una asamblea de vecinos, al frente del cual se encontraba el señor, y que sería el órgano encargado del gobierno local.

Este florecimiento de la villa no acabó aquí.

En el 1095 se funda la Abadía de Santa María la Mayor, dotándola el Conde Ansúrez de posesiones al cederle al abad el barrio llamado de Cabañuelas, situado al norte del Esgueva y cerca de la iglesia de Santa María y la de Santa María de La Antigua, encargándole al mismo la repoblación de esa zona, de tal forma que Valladolid inicia su expansión también hacia el norte.

Ya a principios del siglo XII, se crean otras zonas de expansión de la ciudad, en concreto, nacen zonas eminentemente comerciales, como son el barrio de San Martín, donde se fueron asentando minorías musulmanas, y la calle de Francos (actual Juan Mambrilla), donde se establecieron numerosos mercaderes extranjeros, sobre todo francos y catalanes, dado el parentesco del Conde Ansúrez con los condes de Urgell.

También surge en esta época lo que se denominó inicialmente “puebla del puente”, situado junto al puente mayor, y que hoy se correspondería con el Barrio de San Nicolás. Igualmente, empiezan a instalarse en la villa personas de la religión judía, que principalmente se asentaron en la zona del hoy día, centro comercial de Valladolid, y el alcázar real.

Hasta aquí llega este breve resumen sobre la fundación de la villa de Valladolid y su desarrollo primigenio, aunque como estoy seguro de que ya habéis deducido, no se puede hablar de “fundación” de la ciudad, ni se puede decir que el Conde Ansúrez sea el fundador de Valladolid, pero no cabe duda de que este personaje histórico fue quien dio a la ciudad un impulso definitivo, al convertirla en el centro administrativo de la zona y ser el principal responsable del posterior desarrollo económico y social vivido durante su mandato.

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