El estreno de "La Naranja Mecánica" en la Seminci

 

Ya estamos en plan edición 69º de la Seminci de Valladolid, y un año más podemos disfrutar del cine de autor, de producciones alejadas de los grandes presupuestos y de los grandes estrenos cinematográficos, tal y como ocurrió en el año 1975, el año en el que tuvo lugar en Valladolid el estreno en España de una película que a todos os sonará, ya que es una de las obras maestras de uno de los mejores directores de cine de todos los tiempos, y uno de los largometrajes imprescindibles de la historia del cine: La Naranja Mecánica.

Escena de la película "La Naranja Mecánica"

Estoy seguro de que la habréis visto o al menos conoceréis algunas de las icónicas escenas de esta película, pero a modo de sinopsis y sin alerta “spoiler”, “La Naranja Mecánica” es una adaptación del libro escrito por Anthony Burguess en 1962, en el que centrándose en un hipotético futuro cercano, cuenta la historia de Álex, un joven que tiene entre sus curiosas aficiones la música de Beethoven y la violencia sin límite, que junto a su banda de “drugos”, se dedica a violar, apalear y asesinar, hasta que finalmente es detenido y sometido a un curioso sistema de reinserción en la sociedad…que no acaba bien.

Y hasta aquí puedo leer…

Para entender todo lo que rodeó el estreno de “La naranja mecánica” en esa Seminci de 1975, es imprescindible tener en cuenta el contexto histórico en el que tuvo lugar.

En aquellos años, la Seminci aún se celebraba en los meses de abril o mayo, es decir, unos meses antes del fallecimiento del dictador, por lo que el franquismo aún estaba muy presente en España, y en especial en nuestra ciudad, ya que ese año fue uno de los más convulsos de nuestra historia reciente, debido a varias huelgas de los trabajadores de FASA, todas ellas con un masivo seguimiento, y que derivaron en duros enfrentamientos con la policía, y por si fuera poco, a estas huelgas de los “faseros” se les unieron las huelgas universitarias que tuvieron como consecuencia el cierre de la Universidad de Valladolid por el resto del curso.

La Plaza Zorrilla de Valladolid, con un cartel anunciando el estreno de "La Naranja Mecánica"

Por otro lado, la Dirección General de Cinematografía se seguía tomando muy en serio su función principal, que era la censura como una forma de proteger la moral y las buenas costumbres de todos españoles, y como os podéis imaginar, los curiosos valores de Álex, el protagonista de “La naranja mecánica”, no tenían muchos puntos en común con los propugnados por el franquismo, lo que llevó a que la película fuera inmediatamente censurada y que quien quisiera verla, tuviera que hacerse un viajecito hasta Francia.

Sin embargo, la recientemente estrenada voluntad aperturista del régimen, que pretendía ofrecer al extranjero una cierta imagen de modernidad, hace que la Warner, distribuidora de la película, comunique al director de la Seminci, Carmelo Romero, que tiene el permiso de la censura española para proyectar “La naranja mecánica” en… ¡1974!

Todo pintaba muy bonito, pero…fue que no.

Por lo que cuentan algunos de los protagonistas de esta historia, cuando ya solo faltaban unas semanas para su exhibición en Valladolid, Stanley Kubrick le pidió al director del festival que le devolviera la cinta que se iba a proyectar con la promesa de enviar otra mejor. El caso es que la cinta nunca volvió y ya os podéis imaginar el siguiente diálogo cuando desde Valladolid le preguntaron por ella a Kubrick ¿Cinta? ¿De qué cinta me habla usted, caballero?

El director de "La Naranja Mecánica", Stanley Kubrick

Los motivos por los que Stanley Kubrick ni devolvió la cinta, ni mandó otra mejorada, no se conocen a ciencia cierta, aunque según algunos entendidos, dado el carácter enfermizamente perfeccionista de Kubrick, lo más probable es que no se fiara de que su obra maestra fuera a exhibirse de la manera que él pensaba que se debía de hacer, bien porque pensara que los proyectores de los cines vallisoletanos no fueran lo suficientemente buenos, o bien porque temía que la censura metiera sus tijeras en su película.

El caso es que esta ocasión única de estrenar esta genial película en la Seminci de Valladolid se esfumó…pero llegó una segunda oportunidad.

Mientras Carmelo Romero, director de la Seminci, estaba preparando el festival, recibe de nuevo la noticia de que la Dirección General de Cinematografía volvía a concederle permiso para exhibir “La naranja mecánica” sin ningún tipo de corte.

Oportunidades como estas se presentan una vez en la vida, pero dos…

Ya con la mosca detrás de la oreja por lo ocurrido el año anterior con la copia de la película, quiso asegurarse de que no iba a volver a ocurrir lo mismo que el año anterior, así que le contó a Kubrick una pequeña mentirijilla de nada, asegurándole que “La naranja mecánica” solamente iba a ser proyectada en la Universidad de Valladolid…a sabiendas de que la película iba a ser estrenada por todo lo alto.

El caso es que Kubrick se lo tragó y por fin, cuatro años después de su estreno en Nueva York en 1971, se iba a estrenar en España “La naranja mecánica”, y lo iba a hacer justo aquí.

En Valladolid

Jóvenes haciendo cola en la puerta del Teatro Carrión para comprar la entrada para el estreno de "La Naranja Mecánica"

Con estos mimbres se inaugura la XX Seminci, con un público con ganas de disfrutar de buen cine y con el deseo por parte de la dirección de tener una edición tranquila en la que los únicos sobresaltos fueran los provocados por las visitas de los actores más famosos del momento, ya que aún se tenían muy presentes los incidentes acaecidos el año anterior con el estreno de Jesucristo Superstar.

Se equivocaron…

El primer visionado tuvo lugar en los Cines Coca, aunque inicialmente estaba previsto que esta sesión de realizara en los Cines Avenida del Paseo de Zorrilla, sí, los que se encontraban donde hoy día está el Centro Comercial Avenida.

Este primer pase al que asistieron entre 1.300 y 1.400 personas fue tranquilo y sin incidentes, algo lógico, ya que estaba destinado al visionado del público abonado, unos espectadores muy específicos a los que, sin más consideraciones, lo único que les importaba era el cine, como demuestra el hecho de que en aquellos años los abonos se adquirieran incluso con años de antelación. Ríete tú de una reserva en “El Bulli” de Ferrán Adriá…

Pero al día siguiente, el 24 de abril de 1975, se estrenaría “La naranja mecánica” para el público en general…y no iba a ser tan tranquilo.

Como todos sabemos, cuando algo se prohíbe o se censura, genera una mayor expectación, y el anunciado estreno de “La naranja mecánica” en aquella Seminci, hizo que Valladolid se revolucionara.

Cola para comprar la entrada del estreno de "La Naranja Mecánica"

 

El lugar donde se iba a proyectar era el Teatro Carrión, y en sus puertas cientos de jóvenes pasaron la noche haciendo cola como buenamente pudieron, incluso los protagonistas de esta historia cuentan que llegó a darse alguna carga policial debido al gran jaleo que se había organizado, y todo para no quedarse sin su entrada para la película, como les pasó a miles de vallisoletanos, incluidos amigos, familiares y compromisos del dueño del Teatro Carrión, a quienes se les había entregado la totalidad de las entradas del teatro.

Ante tal tropelía, el director de la Seminci llegó a amenazar al dueño del Teatro Carrión con llamar a un notario, incluso con no permitirle proyectar la película, razones de peso que le obligaron a anular todas las entradas entregadas inicialmente bajo cuerda y ponerlas a la venta para todas las personas que habían pasado la noche haciendo cola.

Por fin se abren las taquillas y se limita la venta a dos entradas por persona ante el gentío reunido en el teatro, un público al que habría que añadir, según algunos testigos, un gran número de policía secreta encargada de vigilar el interior de la sala.

Mientras que en el exterior se iniciaba una especie de concentración contra el pecaminoso visionado de la película, los sufridos espectadores, convertidos casi en gladiadores tras una noche a la intemperie y tras superar los incidentes que tuvieron lugar en la cola, por fin pudieron disfrutar de esta impecable película, aunque no del todo tranquilos, ya que en mitad de la proyección, un policía entró en la sala poniendo en conocimiento del director de la Seminci, que había una amenaza de bomba y que era conveniente desalojar el teatro. Por suerte, Carmelo Romero se negó a desalojar el teatro y “La naranja mecánica” se emitió de principio a fin.

Tras el visionado, diversidad de opiniones.

Para algunos, una gran obra maestra, para otros, una película decepcionante y desagradable por la gran cantidad de violencia explícita que aparece en ella, y para el resto…ni fu ni fa.

Cartel de la XX Seminci

En aquella Seminci de 1975, la Espiga de Oro la ganó la película de Luchino Visconti “Confidencias”, el Premio Especial del Jurado fue para “Primera plana” de Billy Wilder, y el premio 20 Aniversario para “Loca Evasión”, probablemente una de las películas menos conocidas de Steven Spielberg, vamos, que esa Seminci tuvo un nivel muy alto, y tal vez por eso, y tal vez porque al agonizante régimen franquista no le interesaba demasiado dar publicidad a esta película, lo cierto es que el estreno en Valladolid de “La naranja mecánica” no tuvo una gran repercusión en el resto de España, pero sí una gran importancia, ya que gracias a este pequeño experimento realizado por la censura en nuestra ciudad, esta mítica película de Stanley Kubrick fue estrenada unos meses después, el 16 de junio de 1975, en todas las Salas de Arte y Ensayo de nuestro país.

Portada del documental "La Naranja Prohibida"

Como “Bonus Track”, si os ha resultado interesante todo lo que os he contado sobre el estreno en Valladolid de “La naranja mecánica”, os recomiendo el documental “La naranja prohibida”, presentado en la Seminci de 2021, en el que narrado por el propio Malcolm Mc Dowell, el protagonista de “La naranja mecánica”, con la intervención de personajes cruciales como Carmelo Romero, director de la Seminci en 1975, y testimonios de espectadores como Gustavo Martín Garzo, se cuenta esta misma historia en primera persona, con mucho más detalle, y desde luego, mucho mejor que yo.