La fábrica "La Cerámica" de Eloy Silió
El siglo XIX se convierte en el siglo de la tan esperada industrialización en nuestro país. Sin embargo, el retraso de España con respecto a otros países de nuestro entorno es enorme y, además, esta modernización en las técnicas de producción en muy desigual en nuestro país, desarrollándose en algunos núcleos y dejando al margen otros.
En esta ocasión, Valladolid estuvo entre las primeras.
Durante la segunda mitad de siglo, se instalan multitud de pequeñas empresas que utilizaban una modesta mecanización, auspiciadas por el espíritu emprendedor reinante en la Valladolid de la época, de las cuales algunas tuvieron una vida corta, pero otras crecieron y perduraron en el tiempo.
Este es el caso de La Cerámica Eloy Silió.
Pero antes de hablar de la empresa, hablemos del personaje. Eloy Silió era un industrial cántabro, natural de Santa Cruz de Iguña, que hizo fortuna en Valladolid. Dotado de un gran olfato para los negocios, no tardó en ganarse su fama de empresario de éxito al contar con un espíritu comercial que dio un valor añadido a los productos fabricados por sus empresas, de hecho, su propio nombre aparecía destacado en los anuncios comerciales sobre el producto en sí, como una garantía de calidad.
Y es que Eloy Silió no era un cualquiera, fue uno de los nombres propios del Valladolid de la época, miembro destacado de la burguesía industrial de finales del XIX y que, dado su carisma, fue un asiduo de la crónica social vallisoletana. Vamos, todo un personajazo.
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Retrato de Eloy Silió |
Cerrado este paréntesis, volvamos al tema principal.
Ya instalado en Valladolid, el señor Silió lleva a cabo diferentes inversiones y su nombre empieza a ser conocido en su ciudad de adopción. Es en 1884 cuando abre “La Tejera Mecánica” en el paseo de San Vicente, su primer negocio dedicado a la construcción, en el que se producían tejas y ladrillos. Con esta primera fábrica, Silió no solo empieza a mostrar su buen olfato para los negocios, sino también su gran espíritu comercial, haciendo tremendamente populares en la ciudad los productos que fabricaba su empresa.
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Anuncio de los productos de "La Cerámica", con el nombre de su fundador destacado |
Pero Eloy Silió era un auténtico inconformista. No tardó en convertir su pequeña empresa en Sociedad Anónima, y a edificar una nueva fábrica, que es la protagonista de este post.
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Acción de la sociedad "La Cerámica" |
El lugar elegido fue el barrio de San Juan, zona que había dejado de ser un humilde arrabal de Valladolid dedicado a la agricultura, para convertirse en un área industrial con la instalación a finales del siglo XIX de la fábrica de cerveza y malta, a la que se uniría la nueva fábrica “La Cerámica”, aprovechando el desvío de uno de los ramales del Esgueva a su paso por Vadillos.
Esta nueva fábrica de “La Cerámica” comienza a construirse en 1904 y queda lista en 1908.
El material utilizado fue, como no podía ser de otra forma, el ladrillo, en concreto de cara vista, que era la estrella de su empresa, creándose un conjunto muy característico formado por una gran nave principal de forma rectangular, tapada con una cubierta a dos aguas, en la que destaca una alta chimenea, y una parte más pequeña que se adosa a uno de los lados.
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Imagen en altura de la fábrica de "La Cerámica" |
El gran éxito obtenido por la empresa del señor Silió se debió a la producción de materiales de construcción novedosos y de gran calidad que se fabricaban en esta nave, entre los que destacaba el ladrillo, en cuya elaboración se incorporaba una avanzada técnica francesa que resultó muy útil para atender las necesidades ocasionadas por el gran crecimiento de Valladolid en esa época de primeros del siglo XX, en el que el ladrillo tuvo un papel destacado al ser un material barato y resistente, y por su utilización común en nuestra ciudad como elemento decorativo.
La empresa marcha viento en popa, pero en 1914 fallece Eloy Silió.
El fallecimiento del singular creador de esta empresa hizo surgir dudas sobre su futuro, ya que el extraordinario olfato empresarial y comercial que hicieron triunfar a Cerámicas Silió se iban con él, pero las líneas maestras del éxito de su empresa eran claras y no solo no se fue a pique, sino que creció, funcionando a toda máquina la fábrica “La Cerámica” … hasta que tuvo que cerrar por unos motivos muy diferentes a los económicos.
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Fábrica de "La Cerámica" en la década de 1920 |
La fábrica de “La Cerámica”, entre otras, hizo crecer en torno a ella un barrio entero como era el de Vadillos, en un tiempo en el que si se le preguntara a alguien sobre medio ambiente y contaminación, probablemente te mirara como si fueras un extraterrestre, pero las sociedades y sus preocupaciones cambian, y el caso es que los vecinos de Vadillos seguían su vida junto a la fábrica de “La Cerámica” y sus emisiones de humos.
Es a finales de los 70 cuando los vecinos empiezan a expresar su malestar en forma de manifestaciones masivas bajo el lema “humos no”, pero es en 1988 cuando de verdad las cosas se empiezan a mover.
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Imagen de una manifestación en 1976 en la que se puede ver la pancarta que pide el cierre de la fábrica |
Un grupo de vecinos, que posteriormente sería el embrión de la Asociación Vecinal Bailarín Vicente Escudero, aunó los intereses de los vecinos de San Juan, Vadillos y Circular afectados por las emisiones, con el fin principal de parar la actividad productiva de la fábrica, pero no solo eso, sino que también buscaban la conservación del edificio para darle un uso social que beneficiara al barrio.
Tras largas negociaciones con la propiedad, que pretendía dar un uso residencial a la fábrica, y una actitud inicial bastante titubeante por parte del gobierno de Rodríguez Bolaños, por fin en 1993 se alcanza un acuerdo y se consigue el objetivo del cese del uso industrial de la fábrica y el de la rehabilitación de este edificio como muestra del patrimonio industrial de Valladolid.
De esta forma, se otorgó a la antigua fábrica de “La Cerámica” protección arquitectónica, y una vez finalizada su rehabilitación, se ocupó en su primera planta por una famosa cadena de supermercados, hoy la cadena DIA, y su segunda planta fue dedicada a un uso socio-cultural, que en la actualidad desarrolla FOREMCYL, entidad dedicada a la formación y ligada al Sindicato CCOO.
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Imagen de la fachada de la fábrica "La Cerámica" |
Ya para terminar, una pequeña gran curiosidad.
El origen y la causa de por qué los vallisoletanos somos “pucelanos” sigue siendo a día de hoy un gran misterio, y con origen en esta fábrica de “La Cerámica”, el gran etnógrafo Joaquín Díaz ha elaborado una curiosa teoría.
Eloy Silió consiguió la exclusiva para distribuir en España los famosos cementos de Pozzuoli (Italia), que se vendían en sacos de papel grueso que se anunciaba como “cemento puzolano”. Por esta razón, a los repartidores de este tipo de cemento se los llamaba “pucelanos”, y dado el enorme éxito del producto, y que estos repartidores “pucelanos” procedían todos de Valladolid, este adjetivo se terminó ampliando a todos los habitantes de nuestra ciudad, de tal forma que a Eloy Silió no solo le debemos la gran popularidad de sus productos de construcción, sino que también le podríamos deber nuestro apelativo de pucelanos.
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